Las guerrillas españolas en Francia: el batallón Libertad


FUNDACIÓN

ANDREU NIN



Las guerrillas españolas en Francia: el batallón Libertad            

Wilebaldo Solano




El gran acontecimiento fue el 19 de julio de 1944, fecha que evocaba para mí la victoria de Barcelona sobre los militares sublevados que, como se sabe, inició el proceso revolucionario de 1936. Era muy temprano y el silencio que reinaba en el Quartier Cellulaire del presidio de Eysses fue roto con voces inesperadas que reclamaban la apertura de las celdas. No tardamos en comprender que pasaba algo importante para nosotros. Nuestra inquietud fue reemplazada por una alegría delirante. Había llegado lo que esperábamos: el “maquis”. Jóvenes vestidos con ropas semimilitares y armados de metralletas se abalanzaron para abrazarnos y decirnos que venían a sacarnos del presidio, Una voz fuerte y serena ordenó que nos pusiéramos en fila  porque tenía que leer un documento. Nuestros carceleros estaban atónitos y no sabían como reaccionar. El capitán Dollé, jefe del grupo Norte del Lot N 1, se puso a leer un documento en el que se decía que el Grupo militar, aplicando un decreto del Gobierno provisional de la República  presidido por el general De Gaulle, liberaba a los presos políticos que quedaban en la Maison Centrale de Eysses. Curiosamente, el documento llevaba los nombres y apellidos de todos los encarcelados.

Eramos sólo 33. Es decir, los que habíamos quedado en la enfermería del penal el día aciago del 30 de Mayo en que la Gestapo y los S.S. hitlerianos se presentaron en la prisión y embarcaron con rumbo a Alemania  a unos 1200 presos políticos, sin hacer distinción de  nacionalidad, de edad o del tipo de condena que se les había impuesto. La cosa fue rápida y brutal porque había sido preparada minuciosamente para evitar que los presos se fugaran o fueran liberados por los grupos de guerrillas, que cada día eran más numerosos en el sur de Francia.  Al parecer, los 33 que escapamos a la deportación fueron elegidos por el Dr.Guy, médico de la prisión, a quien ofrecieron la posibilidad de establecer una lista de intransportables. Yo no estaba ya enfermo y me salvó sin duda el médico que me había confiado la dirección  de la enfermería dos meses antes, al saber que había efectuado 4 años de  estudios de Medicina en la Universidad de Barcelona y que pasaba la mayor parte del tiempo leyendo varias revistas médicas que recibía gracias a una autorización especial del Ministerio de Justicia.


DEL PRESIDIO DE EYSSES AL MAQUIS

Salimos del presidio de Eysses muy temprano y, tras un trayecto no muy largo, desembarcamos en un campamento del grupo de Dollé, que pertenecía a lo que se llamaba “l'Armée secrète” situado en las montañas de la Dordogne. Todo nos parecía maravilloso: la montaña, el sol, los árboles, las flores y las… primeras mujeres que vimos. La acogida fue excelente y los guerrilleros se desvivieron para colmar todos nuestros deseos. La mayor parte habíamos pasado varios años de encarcelamiento celular, sobre todo los condenados a trabajos forzados.  Unos días después  se organizó una comida-fiesta  a la que contribuyeron generosamente los campesinos de la comarca que apoyaban  y abastecían el “maquis”. El capitán Dollé, que tenía mucho prestigio por su audacia y su sentido de la amistad y de la camaradería, hizo un breve discurso de saludo y nos dijo que nos habían liberado por orden del Comité de liberación del departamento del Lot y Garonne y que podíamos elegir entre permanecer en el grupo o marcharnos para reunirnos con  nuestras familias. “En lo que se refiere a los que están todavía enfermos, podemos conducirlos a una clínica segura en la que les ayudarán a restablecerse”. Pero todos dijimos que queríamos proseguir la lucha, incluso algunos que no pudieron afrontar la nueva situación  y se licenciaron sin  problema alguno y los comunistas que no ocultaron que les hubiera gustado ser liberado  por un grupo F.T.P.

Yo permanecí en el grupo Norte del Lot hasta fines de agosto. El capitán Dollé dijo que mis estudios de Medicina y mi labor en la enfermería de Eysses imponían que me consagrara a organizar el Servicio de Sanidad del grupo e incluso de otras unidades que no disponían de médicos. La cosa me asustó un poco, pero me sentí dispuesto porque mi lectura de la revistas de Medicina españolas y francesas que recibía  habían aliviado las horas más duras del encarcelamiento en Montauban y Eysses y me habían armado para la tarea que se imponía. Por otra parte, mi posición en el grupo y mi cultura política me habían facilitado múltiples relaciones con los jefes de la Resistencia en la cárcel y en  el “maquis. El resultado fue que tuve una independencia total. El grupo Norte del Lot fue muy eficaz en la lucha armada contra la Milicia de Petain y las secciones de la “División Das Reich” que vigilaban la ruta Marsella-Burdeos. Pero, desgraciadamente, sufrió  bajas importantes en el ataque a Tonneis y en el combate de Le Magister y en otras operaciones menores. Y tuvo que replegarse a Saint Silvestre después de entierro de guerrilleros tan valientes como Chevalier y Alborz,que eran amigos de calidad y a los que no pude aportar mi ayuda.


UNA CREACION STALINISTA: LA UNION NACIONAL ESPAÑOLA

Las derrotas militares y políticas de Hitler aceleraban el proceso de la resistencia al fascismo  en Francia y en Europa. Los “maquis” se reforzaban con jóvenes y apoyos cada día más importantes de la población. En el Sur de Francia, los españoles que habían conocido tantos problemas para vivir y para resistir en la Francia de Petain se acogían a las nuevas esperanzas y se incorporaban a la lucha armada, en la que muchos habían sido pioneros. Algunos ingresaban en las guerrillas francesas y otros se sumaban a los grupos que había organizado el Partido Comunista español, que contaba con el importante apoyo del Partido Comunista francés, sobre todo en el Mediodía de Francia. Pero la dirección del P.C. español operó como durante la guerra civil. Lejos de practicar una política de unidad  de acción con las demás organizaciones, se embarcó en una tarea de exclusivismo y de mixtificación. Y lanzó la llamada Unión Nacional Española y hasta se inventó una Junta Suprema que situó en Madrid y a la que atribuyó la responsabilidad de dirigir las luchas en España y en Francia. Los dirigentes reales de la U.N.E., residentes en Francia, trataron de rehacer varias organizaciones políticas españolas e intentaron que el gobierno provisional francés y los dirigentes de la Resistencia impidieran la creación y el desarrollo de cualquier movimiento español que no  estuviera bajo la dirección de la U.N.E. y su Junta Suprema fantasma. La impostura llegó hasta extremos increíbles. Y lo curioso es que esta impostura fue denunciada por muy poca gente y los comunistas españoles que la sufrieron no la han criticado nunca.

Abusando de la ignorancia de los dirigentes franceses de la Resistencia, que, como era lógico, tenían que hacer frente a numerosos problemas, los jefes de  los partidos comunistas francés y español lograron que se aprobara el 24 de Agosto de 1944 un decreto que rezaba así: “Artículo primero: las únicas fuerzas españolas integradas en la Fuerzas Francesas del Interior son las de la Agrupación de guerrilleros de la Unión Nacional Española. Artículo dos: todas las fuerzas españolas que no formen parte de la Agrupación de guerrilleros españoles serán desarmadas y desmovilizadas”. Este decreto sovieto- stalinista tenía por objeto establecer un monopolio del  P.C. español e impedir la formación de guerrillas de otras tendencias políticas o disolver a las que ya existían en varios departamentos. 

Entre éstas figuraba el Batallón Libertad en el Lot y Garonne, la Brigada vasca del comandante Ordoki, el grupo de los  anarquistas  Casto Ballesta y José Vargas. el grupo  poumista de Francisco Valero en la región de Limoges, el grupo “Perroquet”, formado exclusivamente por cenetistas españoles pero dependiente de "l'Armée Secrète" en el país vasco francés y otros de quienes me habló con mucho calor Federica Montseny durante  una larga conversación que tuvimos en Toulouse en 1945.(Por cierto, tomé notas que no he podido encontrar.) De un modo general, se puede decir que la participación española en el movimiento de guerrillas fue muy importante y que muchos refugiados políticos prefirieron combatir en los grupos de Resistencia franceses que se habían formado en las regiones en que ellos vivían.


EL INCREÍBLE DECRETO DEL 24 DE AGOSTO DE 1944

El singular decreto del 24 de Agosto apareció cuando ya se había formado el Batallón Libertad y cuando reinaba en Toulouse  un personaje muy especial llamado Ravanel y que en realidad era  el checoslovaco Serge Asher.  Había llegado a la región a mediados de abril de 1944 para dirigir “las nuevas estructuras unitarias” y,  según él, “afrontar una situación difícil”. El hecho es que se trasformó en jefe  supremo político-militar que daba órdenes a los grupos de guerrilleros y al propio prefecto,  Pierre Bertaux, nombrado por el gobierno de Gaulle cuando se produjo la liberación de Toulouse. Naturalmente, Ravanel, en perfecto stalinista de la época, quiso instalar su pequeña dictadura y, entre otras cosas, hizo todo lo posible para que las organizaciones políticas y sindicales españolas no pudieran organizarse y aparecer a la luz pública, salvo el Partido Comunista español y la Unión Nacional española. Los militantes de la CNT se instalaron en la   Bolsa del Trabajo y Ravanel dio orden de que se les expulsara. Eso  obligó al Batallón Libertad a protestar y dar armas a la CNT para que se defendieran. Rodolfo Llopis, dirigente del PSOE, estaba desesperado, pero no quería operar como los cenetistas, aunque aceptó la ayuda de los guerrilleros del Batallón Libertad para proteger las asambleas de reconstitución de la UGT que los stalinistas querían impedir. Todo esto da una idea del clima que habían creado los dirigentes de la pretendida U.N.E. bajo el régimen de Ravanel.

El  Batallón Libertad se creó a principios del mes de agosto de 1994. Yo seguía en el grupo  Norte del Lot n°1, al que por cierto se habían incorporado algunos españoles.  Por otra parte, como participaba  en las reuniones de los mandos de los diversos grupos de guerrilla  y de lo s dirigentes de la Resistencia (algunos de ellos eran amigos de Eysses, como André Lescorat) estaba muy al corriente de lo que pasaba en la región. Esto me confirió una cierta autoridad que no dejó de ser útil. Hasta nosotros llegaban noticias de lo que pasaba en los grupos de guerrilleros de la U.N.E. del descontento reinante y de las represalias que imponían  algunos dirigentes a sus disidentes y a los militantes de otras organizaciones que se rebelaban contra la política  de la U.N.E. De ahí nació la idea de crear un grupo militar español independiente. Cuando planteé la cuestión al capitán Dollé y a Jean Lescorat tuvimos una larga discusión que se terminó con un acuerdo total. “Lamentaremos tu partida, pero puedes contar con nuestra colaboración”. En poco tiempo. la idea se puso en marcha. Nos dieron un local y nos garantizaron el  abastecimiento y las armas. Todo ello bajo la promesa de  que mantendríamos una relación estrecha y lucharíamos en el sector que les correspondía. La única cosa que les preocupaba era si podía encontrar alguien para reemplazarme en  la sección de Sanidad que yo había creado al incorporarme al grupo Dollé


EL ASESINATO DE JOAN FARRE GASSO Y LA LIBERACION DE JUAN ANDRADE

La noticia tuvo efectos inmediatos. Vinieron a alistarse españoles jóvenes que vivían en las comarcas próximas. Manuel Santos, anarquista español que había adquirido una experiencia militar en los frentes de guerra de España y que yo había conocido en Eysses, me pareció el hombre más adecuado para dirigir la unidad en marcha. Entre él y yo acogimos a cerca de un centenar de ex-combatientes de España  y militantes de la CNT, del POUM y del PSOE. Algunos trabajaban en una fábrica de Fumel, una población cercana. Otros vinieron de Montauban y nos dieron la terrible noticia de que Joan Farré Gasó, una de las figuras mas importantes del POUM de Lérida, había sido asesinado por un grupo stalinista poco después de su liberación de la  prisión militar de Mauzac cuando se dirigía a Montauban para reunirse con su mujer. Farré había pasado por Eysses como Juan Andrade. Nuestro furor fue enorme porque nosotros hubiéramos podido salvarle, como salvamos poco después a Andrade en Bergerac, si nos hubieran facilitado la información adecuada. El crimen cometido con Farré nos confirmó en nuestra convicción de que la unidad que estábamos creando podía ser útil en diversos dominios y no sólo en la lucha contra los nazis. 

El caso de Juan Andrade fue  espectacular. Cuando supimos que los stalinistas le habían dejado en la cárcel de Bergerac, decidimos crear un comando para ir a liberarle. Como el P.C. francés dominaba en el Comité de liberación de la ciudad, tomamos las precauciones que se imponían. El comando quedó formado por un oficial del Batallón que pertenecía a la CNT, un oficial de prisiones que era de  la Resistencia, el chofer y yo. Nada más llegar a Bergerac, nos dirigimos a la cárcel. El encuentro con Andrade fue emocionante. Pero cuando vio que el director nos decía que no podía liberar al preso sin una autorización del Comité de Liberación, Andrade me dijo:   “No podréis sacarme de aquí”. Nos dirigimos en seguida a la subprefectura  y, tras una discusión bien llevada por el oficial de prisiones, nos dieron un documento de traslado del preso. Volvimos a la cárcel y salimos a toda velocidad hasta Villeneuve. Todo salió  bien como se explica en el libro de “Recuerdos personales” de Juan Andrade. (Ediciones del Serval, Barcelona )  

El Batallón Libertad estableció su base en Villeneuve-sur-Lot liberada. Y no tardó en ser operativo siguiendo las instrucciones del mando del sector: asalto a estaciones de gasolina, sabotajes en la vías férreas, acciones con la U.N.E. y con otros grupos para liberar Tonneins, Fauillet y Agen. El apoyo de los campesinos fue siempre ejemplar,  sobre todo cuando descubrían que éramos españoles.  La acogida de la población de Agen el día del desfile de la victoria de esta ciudad  apareció como una prueba de solidaridad con los españoles que luchaban por la liberación de Francia. No intervinimos en la liberación de Toulouse (la cosa fue bastante fácil porque las fuerzas alemanas abandonaron la ciudad), per  fuimos allí para ver a los animadores de la Resistencia y para ayudar en lo posible a  los que habían iniciado la reconstrucción de las organizaciones políticas y sindicales. 


DIVERGENCIAS ENTRE LOS GRUPOS POLITICOS

Vimos en seguida que el P.C. español dominaba a través de esa mixtificación que era la U.N.E.   y que la CNT, el PSOE y el POUM  tenían muchas dificultades para realizar sus actividades de reconstrucción y de organización, como ya he explicado más arriba. Nos presentamos a las autoridades civiles y militares y hasta pudimos hablar por primera vez con Ravanel, que parecía dominarlo todo. Estuvo correcto, ordenó que nos dieran vales para la gasolina y nos  pregunto si teníamos problemas  para el abastecimiento. A la salida, el comandante Santos se mostraba satisfecho del recibimiento. Pero la segunda vez que vió a Ravanel se dio cuenta en seguida de que  había algo nuevo, pues éste  insistió en que lo más lógico era que el Batallón Libertad se integrara en la Agrupación de Guerrilleros españoles. Santos le respondió  que eso no tenía sentido y, cuando me lo contó, me dijo: “Ahora me explico tus reservas y tus temores”.

La tercera entrevista con Ravanel, a la que  no quise asistir pese a la insistencia de Santos, no llegó a celebrarse. Ravanel, dando una prueba más de  su ridícula soberbia, se negó a recibir al jefe militar del Batallón Libertad. Estaba furioso porque sabía que nuestra unidad era cada vez más importante (venían cada día más españoles a alistarse y nuestro Servicio de Sanidad recibía muchas visitas de los campesinos de la comarca) y porque no ignoraba que nosotros habíamos proporcionado armas a los militantes de la CNT que ocupaban la Bolsa del Trabajo y habíamos incitado a Rodolfo Llopis a reorganizar el PSOE. 

A principios de septiembre, cuando nuestra unidad estaba en Fauillet,  Santos recibió una orden del comandante de la subdivisión de Agen según la cual el coronel Ravanel (Elevado a ese grado aplicando las técnicas stalinistas de ascensos ultrarápidos) y nada menos que comandante de las F.F.I. de la región de Toulouse, ordenaba el traslado de los 350 guerrilleros del Batallón Libertad a los guerrilleros de la Unión Nacional Española. Unos días después, Santos envió una carta al general  Chevance-Bertin, pasando por encima del presuntuoso Ravanel, en la que comunicaba categóricamente que el Batallón Libertad no se colocaría nunca a las órdenes de la Unión Nacional Española, que era un montaje político de los stalinistas  que no reconocían las principales organizaciones españolas


LAS RELACIONES CON LAS ORGANIZACIONES POLITICAS ESPAÑOLAS

Para reforzar nuestras posiciones militares y políticas decidimos intensificar nuestras relaciones con las organizaciones españolas que comenzaban a despuntar prescindiendo de la U.N.E.. Compañeros de la CNT decidieron celebrar una reunión en Fumel, pueblo en el que bastantes cenetistas trabajaban en una fábrica importante. Santos insistió en que yo fuera también. Y la verdad es que todos los asistentes me acogieron como si fuera de la organización.  Tuvimos una discusión muy interesante y decidimos mantener el contacto con ellos y, sobre todo, con el Comité cenetista de Toulouse. Unos días después nos trasladamos a Toulouse, donde pudimos comprobar que la CNT estaba en marcha y con Rodolfo Llopis, quien se alarmó mucho al ver que Ravanel intentaba destruir el Batallón Libertad. Llopis nos confirmó que la UGT seguía organizándose con grandes dificultades. 

Después de las órdenes vinieron las amenazas. El 23 de  septiembre, Ravanel envió una  carta al mando del Batallón en la que se decía: ”Si vuestro Grupo no se une a la organización española oficialmente reconocida por los poderes públicos, la U.N.E. y su organismo militar “Guerrilleros”, tomaremos las medidas siguientes. A partir del 1 de Octubre no se  os atribuirá ningún recurso financiero o material. En la misma fecha, tendréis que entregar vuestras armas y el material que poséis actualmente al comandante de las F.F.I.  del Lot-et-Garonne. Tengo interés en destacar que si no os   conformáis con estas decisiones, se adoptarán contra vosotros las medidas más severas. Sin embargo, espero que vuestros sentimientos patrióticos y las buenas relaciones  que habéis mantenido con nuestras organizaciones os incitará a cumplir nuestras órdenes con toda la comprensión deseable”. El ultimátum no podía ser más escandaloso, pero correspondía a la voluntad totalitaria stalinista de aquella época, que se proponía ya hacer un remedo de la “democracia popular” que el Partido Comunista y Moscú habían impuesto en la segunda fase de la guerra civil española con los resultados que todos conocemos.


RESISTENCIA ARMADA Y PERSPECTIVAS PARA ESPAÑA

El documento que hemos reproducido ha sido registrado y comentado por diversos historiadores. Y algunos de ellos han destacado que Ravanel y los que le inspiraban no se atrevieron a tomar ninguna medida contra el Batallón Libertad porque éste era bastante popular en la región, De  todos modos, nosotros nos atrincheramos lo mejor posible  en Fauillet, informamos de lo que sucedía a los organismos de la Resistencia y dijimos que si era necesario nos defenderíamos con las armas que teníamos. Nadie se atrevió a atacarnos y las amenazas de Ravanel se quedaron en un documento  infame, pero de mal  papel.

Una vez liberado el Sur de Francia, la evolución de la guerra obligó a cambiar de frente. Algunas grupos de las F.F.I. se incorporaron a las fuerzas militares que combatían en Alsacia y otros eligieron la lucha contra los reductos de las tropas alemanas que quedaban en el estuario de la Gironde, en Royan y en la Punta de Grave. Para liberarse de Ravanel  y evitar conflictos con los stalinistas de la U.N.E., el Batallón Libertad se desplazó a Burdeos y de allí al  Medoc. Santos y yo decidimos incorporar el Batallón a las unidades que se encontraban en el norte del Medoc. Antes de efectuar el cambio, planteamos la cuestión a los amigos  del Comité de Liberación del Lot y Garonne y éstos aceptaron nuestro proyecto sin reticencia alguna. En la región de Burdeos, la U.N.E. no representaba gran cosa. El traslado se llevó a cabo sin problemas a fines  del mes de setiembre. Pero unos días antes hicimos un viaje a Burdeos liberado para establecer la relación que se imponía con las nuevas autoridades y con los jefes de los grupos de la Resistencia. Este viaje  nos permitió comprobar con alegría que las organizaciones políticas y sindicales españolas (CNT, UGT, POUM, PSOE y los grupos republicanos) se estaban reorganizando y preparaban un gran mitin en Burdeos


EL COMBATE CONTRA LOS NAZIS EN EL MEDOC Y EN  LA PUNTA DE GRAVE

El Batallón Libertad  se instaló en St.Christoly de Medoc, un puertecito de la margen izquierda del estuario de la Gironde y envío en seguida una sección militar e instaló una antena  de socorro en Larnac, la primer línea de fuego de la Punta de Grave, donde resistían, como en Royan, las últimas tropas alemanas. En seguida nos pusimos en relación con la Brigada vasca  del comandante Ordoki (que tenía ya su historia de luchas) y los  Grupos Lucien, Leduc y Thuret. Las relaciones que se establecieron fueron excelentes, Yo instalé el Servicio de Sanidad Militar en varios castillos ,como el de Bessan  y el del… Duque del Infantado,  lo cual hizo mucha gracia a  los españoles del Batallón y de la Brigada vasca. 

A decir verdad, los propietarios de dichos castillos nos acogieron muy bien  y nos obsequiaron con los excelentes vinos que habían ocultado a los alemanes durante el largo período de la ocupación. En el Medoc no solamente se combatió. Se ayudó también a los campesinos durante la vendimia, que fue una verdadera fiesta inolvidable en honor de las tropas que se concentraban y se preparaban para el asalto de las últimas posiciones  de las fuerzas de Hitler. Por lo demás, el Batallón Roche, la unidad más importante formada esencialmente por militares de ”l'Armée Secrète”, se proponía la reconstitución del Ejército francés y, por consiguiente, la disolución de todos los grupos de guerrillas. 

En lo que a mi se refiere, el mando me propuso sufragarme los estudios en la Facultad de Medicina de Burdeos al objeto de que terminara mi carrera y obtuviera  un título francés. Pero  yo,  que acababa  de asistir a una reunión con los camaradas del POUM de Burdeos en la que me habían pedido que asumiera la dirección de “La Batalla”, pensaba en el fin de la lucha en Francia  para acometer la tarea de facilitar la lucha contra Franco y la liberación de España. Después de una cierta reflexión decidí solicitar mi desmovilización e instalarme en Burdeos, donde logramos sacar el primer número de “La Batalla” en el exilio en condiciones muy difíciles, gracias a la ayuda técnica de nuestro compañero Pedro Bonet, que era un tipógrafo capaz de resolver todos los problemas  de imprenta en una época ingrata  de penuria general. Obtuve mi desmovilización sin ninguna dificultad a fines de abril de 1945. 

Poco antes de mi desmovilización habíamos discutido bastante sobre el proyecto de ocupación del Valle de Arán, para el que habían  reclamado nuestro concurso algunos grupos españoles que seguían las instrucciones de la U.N.E. Nuestra respuesta fue categórica, Era una  empresa absurda que se basaba en un total desconocimiento de la realidad española en aquel momento. Era una aventura que no tenía ni pies ni cabeza. Por lo demás, nuestro objetivo inmediato era desalojar a las tropas alemanas del Medoc y de Royan para completar la liberación de Francia. 

Las posibilidades que ofrecía la nueva situación europea tras la derrota de Mussolini y de Hitler tenían que ser examinadas por las organizaciones políticas españoles en contacto con sus iguales en España. Por lo demás, la lucha en España  y en el exilio no podía ser dirigida por la mixtificación absurda de la Unión Nacional española, creada por los dirigentes comunistas stalinistas. El frente de lucha y de liberación del franquismo tenía que ser animado por las fuerzas representativas del movimiento obrero y del antifranquismo.

El primer proyecto de ataque a las fuerzas alemanas de la Punta de Grave estaba previsto para el 10 de Enero de 1945, pero el general Larminat lo aplazó a causa de las operaciones militares en Alsacia y reclamó refuerzos  de artillería para realizar la operación. Hubo que esperar hasta el 10 de Abril, fecha en la que  las fuerzas concentradas en el Medoc, entre las que figuraban mis camaradas del Batallón Libertad y del  antiguo grupo vasco de Ordoki, provistas al fin del material militar apropiado, pasaron al asalto y, tras duros combates, desalojaron a las tropas de Hitler de la Punta de Grave (Lo mismo pasó en Royan. al otro lado del estuario de la Gironde). Esta vez, yo no estuve allí, pero sentí la misma alegría de mis amigos y compañeros  de lucha en el Lot y Garonne y en el Medoc. En Burdeos habíamos inaugurado la nueva fase de la lucha contra la dictadura franquista y por la libertad de España. El primer gran mitin antifranquista en el que participamos como oradores Fernando Valera, Rodolfo Llopis, Federica Montseny y yo, tuvo lugar en Burdeos el 14 de Abril de 1945. 
                                                                                          

París 30 de Mayo de 2002


Nota complementaria. No he tenido tiempo  de preparar una pequeña bibliografía. Por lo demás se ha escrito muy poco sobre el período que he abordado en estas páginas. Me he guiado por mis “Cuadernos de la cárcel”y la prensa del exilio: ”La España de los Maquis” de Alberto Fernández (Editorial Avance”); “Los republicanos españoles refugiados en Francia” de David Wingeate Pike, (Ruedo Ibérico): ”Jours de gloire, jours de honte”, del mismo autor,  y la intervención de Pierre Berteaux, prefecto de la región de Toulouse en 1944-45, en un acto celebrado  en 1984 en París.

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